lunes, 22 de diciembre de 2014

La epilepsia y Mozart... ¿buena combinación?

Nos gustaría dar difusión al apartado Preevid respondemos de la página web murciasalud, de la Consejería de Sanidad y Política Social donde a través de una pregunta que lanzan los usuarios, realizan una búsqueda científica aportando las respuestas según la evidencia disponible en ese momento.

Una de las preguntas que se formulaba y que me ha llamado la atención es: ¿Qué hay de cierto en que Mozart reduce el número de crisis epilépticas?

A través del análisis de los cuatro ensayos clínicos que están disponibles sobre el tema, elaboran su respuesta. Hago un resumen de lo más destacado y alguna que otra aportación paralela sobre el tema...

Parece que no toda la música de Mozart consigue lo mismo y que el llamado efecto Mozart, acuñado en el 91 por el ORL Tomatis (pensaba que mejoraba y ayudaba en la recuperación de las depresiones) no se da siempre que se escucha al compositor. La obra a la que más virtudes se le otorgan es la Sonata K448 para dos pianos, de la que se dice que  reduce las descargas epileptiformes en niños con epilepsia controlada.

Se le han asociado otras muchas habilidades como aumentar el CI, mejorar la inteligencia y el pensamiento y razonamiento espacial... hasta el punto de que en algunos países se regala un CD de Mozart a las primerizas que dan a luz (Tenessee, Texas o Georgia) o se escucha música clásica, al menos 30 minutos al día en los colegios de niños pequeñitos. Ensayos Clínicos, sólo he encontrado sobre la epilepsia.

Y ¿por qué esta sonata en concreto?

Pues eso no parece estar muy claro... La parte musical, en cambio, sí que está clara: Mozart la escribió en el año 1781 (con 25 años), diseñada especialmente para un recital que quería dar junto a la pianista Josephine von Aurnhammer. Es una pieza peculiar y un poco rara (no habitual), porque en vez de estar escrita para 4 manos (dos pianistas en el mismo piano), está escrita para dos pianos (se consigue mucha más sonoridad, es más complicado y es preciso un nivel de afinación más exquisito del normal). Está en Re Mayor, modo mayor, dos sostenidos en la armadura y tonalidad a la que clásicamente se le han asignado poderes de victoria, felicidad y alegría. Como toda sonata clásica que se precie está dividida en tres movimientos: allegro con spirito, andante y molto allegro. A lo largo de ellos va cambiando de Re Mayor a La Mayor, que es el tono de la dominante (cambios normales del Clasicismo), al que también se le atribuyen características de alegría, situaciones campestres, amor inocente y pastoril...

Lo mejor de la Sonata es que, a pesar de haber dos pianos, al oirla sigue siendo tan cristalina como lo es la música de Mozart, sencilla para el oído pero difícil para el intérprete.

A disfrutar de la Navidad, si es con Mozart, mejor que mejor.

¡FELIZ NAVIDAD!

1 comentario:

  1. Me parece muy interesante, como apasionada con la música de Mozart, son detalles que desconocia, aunque si sabía de algunos estudios, así como de las propiedades que se le atribuye a su composiciones.
    En en yoga, existe un centro energetico, AJNA, situado en el entrecejo, que si hay estudios, sobre que consigue, las composiciones de este autor, estimularlo, cosa que te ayuda a estar más centrado con la actividad que estes realizando

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